11.2.10

"Y Volveré..."

Quiero volver a Chile este verano, y estoy preparándome.  No es fácil.
Por uno, hay el asunto del pasaje.  Normalmente, un pasaje de ida y vuelta a Santiago cuesta casí $1000, pero creo que (gracias a mi esposa) he encontrado un para $300, no más.  Dichoso.  Ahora estoy ahorrando el dinero de poco a poco.  Ni siquiera tengo $300 en mi cuenta del banco.

Para ir a Chile, necesitaré un pasaporte.  Afortunadamente, tengo uno que es vigente.  Desafortunadamente, mi pasaporte tiene una foto horrible.
Por supuesto, necesitaré donde quedarme durante mi viaje.  Es probable que me quede con mi abuela, no más, aunque me gustaría pasar uno o dos noches en esta hostería en Putre.  Estoy contemplando mis opciones, pero realmente me encantaría pasar algo de tiempo en las montañas, investigando mi historia familiar y conectándome con mis raíces andinos.

Sería lindo no tener que ir solo.  Me encantaría si alguien me acompañara.  Por eso voy hablando con mis hermanos y algunos amigos acerca del viaje, para despertarles el interés. 
  

1.2.10

"Todas las cosas me hablaron..."

Me fascinan las ferias artesanales. 
Para mí, es un placer entrar en una de ellas y perderme por un par de horas tocando las cosas, sintiendo el olor del cuero y de la lana de alpaca, y saboreando el aire húmedo y terroso. 


Una de mis favoritas ferias artesanales es la que está cruzando la calle del Cerro Santa Lucía en el centro de Santiago.  En sus puestos he visto diminutos moais de lapiz lázuli, charangos, zampoñas, quenas, mochilas de cuero, cuadros hechos de cobre, delicadísimas estatuillas de vidrio, pinturas del Principito, cantidades alarmantes de serigrafías de los discursos de Salvador Allende y Che Guevara, libros antiguos que han pasado por las manos de un sinfín de lectores, mates tristes, zapatos de colores espantosos, camisetas turísticas para comprobar que uno ha estado en Chile, gatos extraviados, remedios de hierba, y tarjetas postales que sirven como pequeñas bitácoras de viaje.