Ayer, llevé a un grupo de mis estudiantes a Café Guanaco Jr. (en toda la esquina de 500 E. y 2700 S. en Salt Lake) para probar pupusas. A todos nos gustaron.
Sé que las pupusas no son chilenas.
Son salvadoreñas, pero hace tiempo que las conozco. Una tía mía nos invitaba a comerlas de vez en cuando. En la universidad, Claudia Loucel me enseñó a hacerlas, también, pero las mías nunca salían bien.
Una vez, fui a una fiesta en Logan, y mientras la Claudia hacía pupusas, Angenette hacía sus famosas empanadas argentinas. Decidieron hacer un experimento: rellenaron una pupusa con el relleno de empanada. Yo les dije que la tenían que llamar una "pupu-nada."
No les gustó mi chiste.